Ese quiebre me llevó a iniciar un profundo proceso de transformación interior. Dejé de buscar la felicidad en lo externo y comencé a explorar el alma. Leí más de 500 textos sagrados y científicos, y cursé más de 10 programas formativos con mentores de todo el mundo. Investigué a fondo el Tao, el Zen, el Budismo, la Cábala, el Bhagavad Gita, el Pachacuti Yanki, el Kybalión, la Psicología, la Física Cuántica, la Metafísica, Resgistros Akásicos, la Neurociencia y el Cristianismo, tanto en su vertiente evangélica como católica.

Hoy puedo decir con certeza: el desapego, la compasión, el perdón y la conexión con lo divino son el verdadero camino a la plenitud y la sanación del alma. Desde este estado, he creado un enfoque integrador para acompañar a quienes sienten ese mismo vacío interior que yo alguna vez sentí.